4. Uso solo del 10% de la capacidad cerebral
¿Alguna vez escuchó que los seres humanos solo usamos el
10% del cerebro?
Esta
afirmación ha causado gran polémica entre diferentes profesionales vinculados
al mundo de la educación y que tienen como propósito mejorar las estrategias de
aprendizaje poniendo un foco especial en el desarrollo cognitivo, el cual está
relacionado con el procesamiento de la información que realiza el cerebro.
La
Organización para el Desarrollo y Cooperación Económica (OECD, 2002) (como se
citó en Pallarés-Domínguez, 2016) señala
que uno de los neuromitos más usados es el que refiere que los seres humanos
utilizamos solamente el 10% de la capacidad cerebral. Esta afirmación se
atribuye a que su origen podría estar relacionada con una entrevista radial que
se le realizó en el año 1920 a Albert Einstein. En aquella oportunidad el
científico expresó que las personas sólo usaban el 10% de su cerebro. Sin
embargo, es importante explicar que, Einstein, lo manifestó con el propósito de
animar a las personas a que pensaran y se formaran más y mejor, es decir, a que
utilizaran más sus procesos mentales y capacidades cognitivas, así como
invirtieran en su autoformación y desarrollo académico con base científica. Sin
embargo, la idea fue tomada literalmente en el campo de la educación y conllevó
a un conjunto de dificultades en los procesos de enseñanza aprendizaje.
Así
mismo, la OECD (2002) (citado por Pallarés-Domínguez, 2016), presentó un
estudio, donde se evidencia que diez años después de lo ocurrido en la
entrevista de Albert Einstein, K. Lashley intentó estudiar al cerebro humano
usando shocks eléctricos. Así, encontró que, ciertas áreas no reaccionaban ante
estos shocks y se pensó que no tenían ninguna función, así, se le acuñó con el
nombre de “corteza silenciosa”. Este estudio, también podría haber influido en
la formación del neuromito sobre el uso del cerebro.
Otro posible
origen de este neuromito, se puede deber a la relación entre las neuronas y las
células gliales. Se dice que existen diez células gliales por cada neurona.
Generalmente, se sabe que las células gliales aportan nutrientes pero no
transmiten impulsos nerviosos. De esta manera, la transmisión de impulsos
nerviosos, se realizaría a través del 10% de las células del cerebro (OECD,
2002).
Al respecto, la OECD (2002) (como de citó en
Pallarés-Domínguez, 2016), sostiene, a partir de investigaciones realizadas,
que el cerebro permanece totalmente activo, es decir, ningún área permanece
100% inactiva, incluso durante el sueño. En la actualidad, sabemos que el
cerebro está permanentemente procesando información, a través del sistema
nervioso central y periférico. Esto ocurre cuando las personas están
estudiando, trabajando, conversando, caminando, viendo televisión, esperando
que lo atiendan en algún lugar, descansando, durmiendo, etc. El cerebro está
siempre funcionando y el ser humano lo usa permanentemente.
Por otro lado,
según Geake (s.f.; citado por Pallarés-Domínguez, 2016), este neuromito tampoco
se justificaría desde el punto de vista del desarrollo evolutivo, teniendo en
cuenta que el cerebro ocupa el 2% del peso corporal, pero consume alrededor de
un 20% de la energía. Siendo así, entonces no es posible que el ser humano use
tan poco el cerebro.
Finalmente,
es importante tener en cuenta que los descubrimientos de la neurociencia
indican que el cerebro se encuentra 100% activo durante la realización de sus
funciones. El cerebro siempre se encuentra desarrollando funciones de procesamiento
de información interrelacionando los hemisferios y las zonas cerebrales. Es decir, nunca está inactivo y siempre
estamos usando el cerebro en su totalidad (Castillo, 2015).
El ser humano
cuenta con un cerebro que se caracteriza por ser un sistema adaptativo complejo
que puede funcionar en varios niveles y modos de manera simultánea. Es
necesario tener en cuenta que el cerebro es un procesador por naturaleza y que
actúa en paralelo en todas sus áreas y órganos. De esta manera, es importante no
olvidar que en el desarrollo cerebral también es fundamental el área social, ya
que este va configurándose en su interacción con el ambiente y los demás. Así
también, procesa emociones y pensamientos, percibe la realidad, es plástico y
es capaz de realizar nuevas conexiones a lo largo de toda la vida (De la
Barrera, 2009).
Referencias
Castillo,
C. (2015). Neurociencias y su relación en
el proceso enseñanza aprendizaje. (Tesis de maestría, Universidad Católica
Sedes Sapientiae. Lima. Perú). Recuperado de http://repositorio.ucss.edu.pe/bitstream/handle/UCSS/180/Castillo_Galdo_tesis_maestria_2015.pdf?sequence=5&isAllowed=y
De la Barrera, M. (2009). Educación, aprendizaje y tercera edad: algunas consideraciones
generales. Caleidoscopio. Revista digital de contenidos educativos, (2),
26-33. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/
articulo?codigo=3095874
Pallarés-Domínguez, D. (2016). Neuroeducación
en diálogo: neuromitos en el proceso de enseñanza-aprendizaje y en la educación
moral. Pensamiento, vol.72, núm.273 pp. 941-958. Recuperado de: https://revistas.comillas.edu/index.php/pensamiento/article/view/7693
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